El poeta dramático es para Bertold Brecht como el aedo antiguo: su función es mostrar lo que sucede entre los hombres, como la novedad que debe proponerse como tarea, hoy, mostrar sobre todo lo que puede ser discutido, cambiado o transformado. Por ello, la historia, más que la forma, es el corazón y el alma de la obra dramática.
¿Estética marxista o libertaria?
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