sábado, 30 de mayo de 2009

EL HORROR DE LOS EXPERIMENTOS HUMANOS -

Cuando miro mi vida en retrospectiva no puedo evitar sentir asco y dolor por lo que estos miserables han hecho conmigo.

La tortura psicológica que significó llegar a entender los fundamentos de una persecución sistemática, los intentos morbosos de acusarme como paranoica o víctima de trastornos psiquiátricos, cuando los manuales de instrucción de enfermedades son ordenados por sus escuelas de psiquiatría con una frialdad de laboratorio de experimentación humana, el énfasis en ser los mejores del mundo aunque no lo fueran e impedir que personas más inteligentes que ellos dieran soluciones sustentables a los graves problemas mundiales que se empeñaron en complicar para la mejor obtención de sus réditos fue el estigma y es la cruz que cargan de los cazafantasmas.

Los pandilleros vestían de smoking y confundían al palco azorado de indigentes que los amaba, adulaba y aplaudía en espera de sus migajas. Falsos artistas. Mediocres intelectuales. Políticos de pacotilla que devienen en cholulos de villancicos y boleros mexicanos. Pone los pelos de punta pensar que les hemos delegado nuestro futuro a criminales de guerra, ladrones de joyerías, prostitutas y maricas huérfanos de padre y madre.

Utilizaron al deporte, las drogas, la pornografía, para obturar los procesos políticos y la inauguración de los análisis críticos sin banderías de ninguna especie publicitaria.

Manipularon los medios de comunicación masiva para estupidizar a los espectadores.

Obtener resultados favorables en el terreno bélico. Cierto es que no son estrategias novedosas.

Lo que sí me parece algo destacable es que la obsesión de estos personajes deprimentes se centrara en el descubrimiento de "inteligencia extraterrestre" (o sea extraterritorial, como debería leerse la traducción) , aplicando sumas multimillonarias al espionaje ilimitado de conductas llanas. El terrorismo gringo (británico, yanqui y sus aliados) impuso su licencia para matar, construyó la industria del narcotráfico, alentó las hostilidades para vender sus armas al mejor postor y se jactó de consolidar el "american dream" a costa de nuestros recursos extraordinarios.

Tuvo cómplices muy notorios. Empresas transnacionales que digitaron lo que debíamos leer, la música que nos fue dado escuchar, el cine que más les convenía. La mordacidad de sus exponentes opositores no tenía permitido hablar de lo que por norma no se habla. Los Shocklender fueron los Menéndez. ¿Cómo iba a llamarse Lucía Angélica Folino la persona con el iq más alto del planeta? Impossible, impossible. No way.

El sentimiento que marca el acontecer de la CIA, los subterfugios para alterar el orden natural de la Historia, la necesidad esquizofrénica de dominar el mundo de un grupo de malvados que se creen con derecho a invadir, torturar, torcer destinos, alterar situaciones y matar a tiros o con cañones, o simplemente con la inexistencia civil del ene ene, a sus fabricados enemigos y sus fraudulentas conclusiones intelectuales, a las que arriban veinte años después de haber sido comprobadas en campos argentinos (del sub-desarrollo que rubrican) es delirante.

Mucho más penoso es saber que decenas de miles de españoles y latinoamericanos juegan los partidos en contra de su propio equipo: Iberoamérica. Estos inservibles descastados les pasan la pelota a los imperios, como un juego que los habilita en sus vanidades de pobres mentecatos iluminados con la sabiduría ajena. ¿Acaso de donde sacaron las famosas frases que atribuyen al Dalai Lama, al Papa, a Woody Allen o a Madonna sino de la usina de los investigados por bien de la patria capitalista?


Tanta pimpinela hermafrodita de Joaquines de España, tanta Lucía, Lucía de Nueva York, no eran casualidades. Y después vienen a enfatizar que están en contra de las "listas negras" desde los escenarios de los estadios de fútbol que crecieron a la luz de negocios turbios.

Eran seguimientos apuntaban a un fin: desquiciar a la "gorila Lucy". Mofarse de la "sudaca" o "la cobaya" era la ley de oro de perversos y comemierdas.

No quiero volver a reproducir la cantidad de motes y alias que usaron para mencionarme y jugar a las escondidas porque algún desprevenido podría pensar que estoy creyéndome "l`ombelico del mondo" y nada más lejos de esa realidad de obsecuentes, que miran con un solo ojo, porque el otro, como oscuros piratas, lo tienen tapado por afecciones crónicas y se creen capaces de dominar sin tener con qué.

Sin embargo no sería justa si no dijera que pese a todos los obstáculos, mala fe, invasiones y cercenamientos de derecho al bienestar económico, a la réplica, que me hicieron padecer (a mí y a todos los pueblos de hispanoamérica que fueron confundidos con espejitos de colores del colonialismo), fui y soy una mujer feliz.

Agradezco cada día la fortuna de estar viviendo y de tener una salud aceptable, el amor de mi familia y mis buenos amigos, y un trabajo que me permite seguir adelante por el único camino que hay, el que nos conduce a la inexorabilidad de nuestro destino.

Para estos pusilánimes vendepatrias y para sus jefes narcotizados por la falta de códigos, que despliegan su soberbia ante la ira de los dioses, mi actitud es inexplicable.

Allá ellos. Aquí nosotros.


Lu

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